Más allá de la predisposición genética, existen ciertos hábitos que favorecen el mal posicionamiento de los dientes en la sonrisa de los niños. Chuparse el pulgar, es uno de ellos. Se trata de un acto casi instintivo en el que incurren la mayoría de los bebés incluso antes de nacer. Sin embargo, se convierte en una práctica contraproducente cuando la succión digital se prolonga por años y no se interrumpe ni siquiera tras la erupción de los primeros dientes de leche.

Si bien la niñez es una etapa en la que los problemas dentales son reversibles y pueden corregirse con ortodoncia. Es fundamental que los padres estén atentos a los hábitos orales que adquieren sus hijos durante los primeros años de vida. Esto a fin de evitar mayores gastos y complicaciones de orden psicosocial a futuro.

Si tu hijo recurre a la succión digital para tranquilizarse o dormirse y desconoces las consecuencias que tiene este acto. Este artículo es para ti. Aquí te explicaremos en detalle porque siente esa necesidad y qué medidas puedes tomar para corregir ese mal hábito.

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¿Por qué los niños se chupan el pulgar?

En niños recién nacidos y menores de dos años, chuparse el dedo constituye un reflejo natural relacionado con la alimentación. La succión es uno de los primeros mecanismos que aprende y lleva a cabo el bebé para saciar su hambre y extraer la leche del seno de la madre. Por tanto, la repetición constante de esa acción lo invita a llevarse a la boca objetos que simulen ese órgano con el que está continuamente en contacto.

De esta forma, los niños empiezan a asociar la succión con sensaciones de bienestar, seguridad y tranquilidad. Aunque a medida que van crecimiento este acto también puede denotar cansancio, hambre, aburrimiento o estrés. Incluso, en algunos casos, se valen del mismo para inducir el sueño y calmarse al dormir.

En tal sentido, con el paso de los años los hábitos orales como chuparse el pulgar o la succión labial van adquiriendo un carácter más emocional. De ahí, la importancia de que los más pequeños se desarrollen en ambientes llenos amor y libres de violencia.

¿Qué problemas dentales ocasiona la succión digital?

El hábito de chuparse el dedo, al menos hasta los 8 meses de vida, no debería provocar mayores daños en la estructura dental de un niño. En especial si este no tiene la capacidad de ejercer demasiada presión sobre la encía. No obstante, será de gran valor hacer que pierda dicha mala la costumbre antes de los 2 años. De lo contrario el infante corre el riesgo de experimentar diversas alteraciones bucodentales.

Entre algunas de las principales consecuencias que conlleva el chuparse el pulgar durante un largo periodo de tiempo, destacan:

Deformaciones del paladar

La cavidad oral de los niños es muy maleable. Dejarlos que chupen dedo por más de 2 años o exponerlos demasiado tiempo al chupete modificará la estructura de su paladar. La succión digital prolongada produce una excesiva elevación del techo de la cavidad oral. Una malformación a la que se le conoce como paladar ojival.

El paladar ojival, es una alteración provocada por la fuerza que ejerce el pulgar sobre la porción óseo/muscular de la boca. Se trata de un paladar demasiado estrecho que no cuenta con suficiente espacio para que albergar todas las piezas dentales. Esto impide que los dientes puedan erupcionar correctamente alineados y por ende da paso al apiñamiento.

Problemas de maloclusión

La alineación anormal de los dientes supone diferencias entre el tamaño de las mandíbulas e impide que las piezas de ambas arcadas calcen entre sí. La mordida abierta y la mordida cruzada son las maloclusiones que desarrollan con mayor frecuencia quienes han practicado una succión digital excesiva.

La maloclusión abierta se caracteriza por una ausencia de contacto entre los dientes superiores y los dientes inferiores centrales. Implica una alteración estética, pero también acarrea trastornos de masticación, fonación e incluso problemas de respiración.

Por otra parte, la mordida cruzada o invertida, se produce cuando los dientes de la arcada superior cierran por dentro de la arcada inferior. Ambas maloclusiones tienen solución con ortodoncia invisible, sin embargo, se pueden prevenir corrigiendo el hábito de chupar dedo a temprana edad.

Diastemas

Los diastemas son espacios que se forman entre dos piezas dentales. El más común y evidente es el que aparece entre los incisivos centrales, pero puede presentarse entre cualquier par de dientes. Se trata de una anomalía a la que también se le conoce como paletas. Más allá de lo estético, dicha separación contribuye con la aparición de caries, con el desarrollo de lesiones en las encías e incluso, con problemas del habla.

Pese a ello, para nadie es un secreto que corregir estos defectos o prevenirlos cambia en mucho la percepción de la sonrisa de cualquier persona. De hecho, es una de las principales razones por las que muchos piden la ayuda del dentista y en niños es una imperfección más fácil de revertir.

Cambios en el desarrollo facial

La constante presión que ejerce el pulgar durante la succión digital, hace que los dientes se muevan en una dirección anormal. Por ende, es de vital importancia que los niños dejen de lado este mal hábito lo más pronto posible. Interrumpirlo a tiempo ayudará evitar desplazamientos dentales irregulares que alteren o comprometan el desarrollo del complejo orofacial.

El rostro de toda persona experimenta los cambios más cambios significativos desde la niñez hasta la adolescencia. Tener un dedo en la boca a lo largo del día impide que los músculos de la cavidad oral y la mandíbula se ajusten correctamente. Además, provoca desalineamientos dentales graves que pueden alterar la mordida, la masticación e incluso el habla del pequeño.

Dificultades en el habla

Debido a la tendencia a desarrollar una mordida abierta o una sobremordida a causa de la sostenida succión del pulgar. La disposición de la lengua también se verá afectada dentro de la boca. Una condición que con certeza traerá problemas del habla o dificultades lingüísticas en la fonación y pronunciación del niño. Especialmente a la hora de leer palabras que terminen en S, Z, L y R.

Asimismo, se manifestará en un ceceo constante por una potencial deformación maxilofacial.

Deglución atípica

La orientación y alineación irregular de los dientes impide que las arcadas guarden relación entre sí. Estas particularidades dan paso a una mala mordida o a una deformación de la estructura dentaría. A consecuencia de ello, la lengua adquiere una posición inadecuada y presiona contra los incisivos inferiores y superiores al ingerir los alimentos. Se produce de este modo lo que se conoce como deglución atípica.

Entre los problemas colaterales que se desprende este trastorno destacan deficiencias nutricionales, deshidratación y complicaciones respiratorias secundarias.

Mayor riesgo de padecer infecciones

Los niños, por lo general, entran en contacto con muchos objetos y superficies en su entorno. Tras dichas interacciones difícilmente toman previsiones como lavarse las manos antes de llevarse los dedos a la boca. A no ser que se los solicite mamá o papá.

Esto hace que quienes sostienen el hábito de chuparse el pulgar sean más propensos a contraer virus e infecciones del ambiente.

 

¿Cómo corregir la succión digital?

Corregir la succión digital es una tarea ardua, más no imposible. Demanda de mucha paciencia por parte de los padres y en ocasiones hasta de la ayuda de algún profesional. Es un tema que debe manejarse con mucho tacto, sobre todo, para evitar reforzar la conducta que se quiere modificar. Los regaños y los castigos, lejos de ayudar, harán más difícil de llevar la situación.

En la mayoría de los casos, los niños dejan de chuparse el pulgar por sí solos. En especial, cuando empiezan a ser más conscientes de sus actos en su interacción con los demás. También sienten la presión de abandonar este hábito al iniciarse en la etapa escolar. Debido a que en dichos entornos entablan las primeras relaciones con otros compañeros de su edad.

Sin embargo, si tu hijo se niega a dejar la succión digital o lo hace a escondidas. Procura ahondar en los motivos que lo llevan a hacerlo. El estrés, la ansiedad o la tristeza pueden estar asociados con esta práctica. Por ello, a fin de incentivarlo a desprenderse de este hábito no está demás:

  • Leerle un libro antes de dormir
  • Recompensarlo cuando notes cambios positivos en su conducta
  • Tener conversaciones sobre sus emociones
  • Vendarle el pulgar con tirro
  • Untarle zumo de limón o vinagre en el dedo
  • Llevarlo a conversar con el dentista sobre el tema

Ortodoncia interceptiva

Si llegados a este punto has agotado todos los recursos, y aun así tu pequeño persiste en el hábito. No entres en pánico. Afortunadamente existen diversos tratamientos odontológicos efectivos para revertir cualquier anomalía dental y más a esa edad.

La ortodoncia interceptiva suele ser una de las soluciones más recomendadas por el odontopediatra para corregir los daños ocasionados por la succión digital. Tanto en casos de maloclusiones dentales, como en deformaciones del paladar, permite devolverle la normalidad a la cavidad oral. Además, ayuda a encauzar y redirigir el crecimiento de los dientes.

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