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Ante la irremediable pérdida de uno o más dientes permanentes. A causa de una enfermedad periodontal, un traumatismo o una caries severa. Los implantes dentales constituyen una de las soluciones odontológicas más idóneas para sustituir piezas ausentes y evitar alteraciones funcionales y estéticas. No obstante, debido a hábitos de higiene deficientes algunas personas desarrollan afecciones dolorosas o enfermedades causadas por los implantes dentales.
Al igual que las piezas naturales. Las coronas artificiales que reemplazan la función del diente original deben cepillarse y limpiarse con regularidad después de cada comida. De lo contrario, la acumulación de placa bacteriana comprometerá la vida útil de los implantes, así como el éxito del tratamiento en cuestión. Aunado a ello, es de vital importancia que quienes lleven estos dispositivos suspendan el consumo de cigarrillos y tabacos.
Cada vez son más comunes las enfermedades periimplantarias. Pero no por la naturaleza de los implantes en sí mismos, ni por sus materiales, sino por la omisión de los cuidados básicos requeridos.
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¿Qué enfermedades son causadas por los implantes dentales?
La cirugía de implantes dentales es un procedimiento no apto para todo el mundo. Se debe reunir un mínimo de requisitos para que la intervención no fracase. Pero también para evitar que surjan imprevistos o enfermedades periimplantarias como la periimplantitis. En ese orden, una de las principales estructuras que deben estar en óptimo estado son las encías.
Si una persona tiene periodontitis previo a la colocación de unos implantes, el riesgo de que desarrolle una infección, es mucho más elevado. Por ello, hasta que no se controle correctamente dicha afección, no podrá someterse a un tratamiento de implantología con éxito.
De igual forma, se trata de una solución contraindicada en fumadores radicales y en pacientes diabéticos. Tampoco figuran como candidatos los menores de edad, ni aquellos individuos que no han finalizado su desarrollo óseo. Además, es necesario que el paciente cuente con un hueso maxilar en buen estado. Aunque en la actualidad existen algunas técnicas avanzadas para regenerarlo.
Lo cierto es que, quienes tienen problemas de base en las encías son más propensos a padecer enfermedades periimplantarias. Es decir, a desarrollar procesos inflamatorios en los tejidos que rodean a las piezas oseointegradas. Una serie de complicaciones que, de acuerdo a su severidad, se dividen en las siguientes etapas:
Mucositis
La mucositis es la patología periimplantaria equivalente a la gingivitis en la dentición permanente. Consiste en una reacción inflamatoria reversible que compromete los tejidos blandos que están alrededor del implante. Se caracteriza por la presencia y la proliferación de una comunidad de microbios llamados biofilm. Estas bacterias se adhieren a la superficie del implante y forman una especie de película como en los dientes naturales.
Aparte de la inflamación, sus síntomas más notables son el sangrado, la secreción de pus y el enrojecimiento de la encía. Sin embrago, en este estadio de la infección, el implante todavía puede permanecer en su sitio. Lo urgente será eliminar la placa bacteriana que se ha acumulado producto de una mala higiene oral.
Periimplantitis
Si la mucositis no se trata de forma oportuna y se deja avanzar. Lo más probable es que se convierta en una periimplantitis. En este punto, la lesión inflamatoria ya no afecta únicamente a los tejidos blandos. También pone en riesgo a los tejidos duros, es decir, que puede dañar por completo el hueso que sujeta el implante.
Claramente las secuelas de esta afección son más graves que las de mucositis y por ende sus síntomas son más intensos. En tal sentido, el dolor que experimentará la persona será mayor y posiblemente el implante empezará a moverse. La recesión de las encías es otra de las consecuencias características de periimplantitis.
La única forma de resolver este problema es que el dentista retire el implante mediante un procedimiento quirúrgico. Para luego proceder a eliminar todas las bacterias contenidas en la zona afectada y esterilizarla a profundidad. La administración de antibióticos para atacar la infección es otras de indicaciones que suelen acompañar el tratamiento de las enfermedades causadas por los implantes dentales.
Causas y factores de riesgo
Como hemos señalado en líneas anteriores. La acumulación de placa bacteriana por falta de higiene bucodental es la principal variable que incide en el desarrollo de enfermedades periimplantarias. Otra de las potenciales causas es la preexistencia de bolsas periodontales que no fueron tratadas previo a la colocación de los implantes.
De resto, entre los factores que podrían favorecer o detonar un proceso inflamatorio en los tejidos que rodean la corona artificial destacan:
Antecedentes de periodontitis
La periodontitis o piorrea es una enfermedad periodontal que provoca el sangrado y el enrojecimiento crónico de las encías. Es muy similar a la periimplantitis. Solo que atenta contra los ligamentos y los huesos de los dientes naturales hasta hacer que se aflojen y se caigan.
Quienes han cursado por los estadios avanzados de esta infección gingival quedan con tejidos blandos gravemente afectados. De hecho, el tratamiento para regenerar las estructuras comprometidas es largo. Por lo que este tipo de pacientes corren un mayor riesgo de enfrentar complicaciones posteriores a una cirugía de implantes.
Tabaquismo
La nicotina y el resto de los componentes que están presentes en el tabaco, aumentan las probabilidades de contraer infecciones en las encías. Fumar debilita el sistema inmunitario del ser humano y reduce considerablemente la efectividad de los tratamientos para sanar cualquier afección en la cavidad oral.
Aunado a ello, se ha comprobado que el consumo de tabaco interfiere con la cicatrización y el proceso de osteointegración de los implantes dentales. Básicamente porque restringe la circulación sanguínea en la boca y con ello aumenta el riesgo de fracaso del procedimiento.
Quimioterapia
La radioterapia y la quimioterapia generan cambios en los tejidos orales del paciente que las recibe. Además, alteran el funcionamiento de las glándulas salivales y entre sus efectos secundarios propician la aparición de llagas, caries e infecciones orales. La mucositis, en particular, es una de las alteraciones más comunes que producen en las mucosas de la boca.
Por tanto, las terapias contra el cáncer constituyen un factor de riesgo potencial que induce la emergencia y manifestación de enfermedades causadas por los implantes dentales.