No hay nada más satisfactorio que llegar a la adultez y conservar nuestros dientes permanentes originales en buen estado. Comer o sonreír con la confianza que nos da el hecho de que sean naturales es inigualable, sin embargo, cuando por un traumatismo, una caries avanzada, una enfermedad periodontal o el deterioro irreversible de algún molar el dentista se ve obligado a hacer una extracción y se pierde un diente, los implantes dentales son una de las soluciones más recomendables para sustituir esa ausencia y evitar que las piezas adyacentes se desplacen hacia el hueco.

Los implantes dentales son una especie de tornillos hechos en su mayoría a base de titanio y en menor medida en zirconio. Remplazan la raíz del diente faltante y se introducen en el hueso maxilar, debajo de la encía. Una vez colocados allí mediante un procedimiento quirúrgico y tras varios meses cicatrización, son cubiertos con una corona diseñada a medida para que se mimeticen con el resto de los dientes. En un 95% de las ocasiones se fusionan a la boca con éxito.

¿Cuándo se recomiendan los implantes dentales?

Más no en todos los casos un paciente es apto para una cirugía de implantes dentales. Previo a dicha intervención el médico debe realizar una serie de evaluaciones de rutina para minimizar el riesgo de que surjan complicaciones futuras. Entre los aspectos más importantes que ha de considerar destacan la salud de la estructura gingival, que debe estar en óptimo estado y libre de enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis para evitar que el tratamiento fracase y se desarrollen infecciones o periimplantitis.

Estos dispositivos están contraindicados, además, en personas fumadoras, en quienes padecen de diabetes severa, en adultos muy mayores y se descarta por completo en niños, así como en personas que tomen ciertos medicamentos anticoagulantes. Esto debido a que en todos estos escenarios existen problemas de cicatrización que impiden la correcta fijación de los implantes, que dicho sea de paso requieren de una correcta higiene bucodental y de limpiezas regulares para extender su tiempo de vida.

En Lixdent contamos con expertos que manejan las mejores técnicas de regeneración ósea y en el presente artículo te explicaremos que implicaciones tiene la periimplantitis, cuáles son sus síntomas, sus causas, los métodos que se emplean para diagnosticarla y los tratamientos a los que se recurren para frenarla y resarcir los daños.

¿Qué es la periimplantitis?

En primer lugar, debes saber que la periimplantitis es una infección que desencadena un proceso inflamatorio. Afecta los tejidos circundantes a un implante dental y genera una pérdida del soporte óseo o del hueso que sujeta los dientes. Se asocia, generalmente, con una deficiente higiene oral que favorece la acumulación de placa bacteriana en la superficie del implante y con el ingreso de micorganismos a la cavidad oral debido a un desajuste o mala colocación del dispositivo.

Si compromete únicamente los tejidos blandos es reversible y se denomina mucositis. En este estadio se manifiesta de forma similar a la gingivitis e incluye inflamación, enrojecimiento y hasta sangrado. Si no se atiende a tiempo evoluciona a periimplantitis. La periimplantitis ocasiona un daño en los tejidos duros y aparte de la destrucción del hueso, provoca recesión gingival, por lo que es parecida a una periodontitis.

Cuando la periimplantitis se agrava se convierte en un fracaso periimplantario y en esa etapa el implante deja de estar fijo y se mueve con facilidad. Esta es la fase más avanzada de dicha enfermedad, en donde el sangrado se hace más abundante, se experimenta dolor y empieza a salir pus en la cavidad oral.

¿Qué tan común es la periimplantitis?

Pese a que existe escasa bibliografía acerca de las cifras de la periimplantitis a nivel mundial y a que hasta hace poco tampoco se contaba con investigaciones en torno al tema en España, gracias a un estudio epidemiológico pionero impulsado por la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) se sabe que 1 de cada 4 personas con implantes dentales en España desarrollan periimplantitis a mediano plazo. Asimismo, se determinó que tras 5 o 10 años de la colocación de un implante dental, el 20% de los pacientes presenta periimplantistis.

Datos objetivos que dan un atisbo de luz y advierten la importancia del problema, que se ha convertido en un reto para los odontólogos y amenaza la salud bucodental de los pacientes que han optado por este tipo de solución, que comprometida su eficacia y supervivencia por las enfermedades periimplantarias.

Una situación especialmente preocupante en un país como España, al ser una de las naciones europeas en donde más implantes dentales se colocan debido a longevidad de la población y a los índices de esperanza de vida, que hacen que estos tratamientos asciendan a más de un millón al año.

Síntomas 

Si tienes inflamación y enrojecimiento de las encías, presentas sangrado durante la evaluación periodontal de los tejidos gingivales, experimentas molestias al apretar los dientes, tienes segregación de pus, pérdida de masa ósea evidenciable en radiografías, movilidad de los implantes, acumulación de placa o sarro alrededor de la corona, aumenta la profundidad de la bolsa periimplantaria y pérdida del hueso al que está fijado el implante, debes encender las alarmas y acudir al dentista cuanto antes para que realice un diagnóstico oportuno de la patología.

Así como ocurre con otras enfermedades, en la periimplantiitis la detección precoz es clave para evitar que la infección avance y cause mayores daños en el interior de la boca.

Los síntomas que advierten la aparición de la periimplantitis, se parecen mucho a los de la periodontitis. Son fáciles de identificar y aunque al principio pasan desapercibidos, no tardan mucho en hacerse notar y generar estragos. En todo caso, no hay que esperar a la aparición de todas las señales, con unos cuantas bastará. Si se prolonga el sangrado y la irritación de las encías será el dentista quien te evalúe e indique el tratamiento más adecuado para solucionarlo.

Causas de la enfermedad

El desarrollo de la priimplantitis estás relacionado con diversas causas y factores, por lo que sería poco objetivo atribuirla solo a una de ellas. Entre los aspectos que se deben considerar para identificar los factores de riesgo se incluyen desde los hábitos nocivos que ha estado practicando el paciente en su cotidianidad hasta condiciones genéticas y enfermedades subyacentes como la diabetes que interfieren en el éxito de la fijación de los implantes.

A continuación, te presentamos las causas más comunes y te explicamos brevemente por qué desencadenan la complicación:

– Higiene deficiente. Un cepillado irregular, en el que además se prescinde de la limpieza que aporta el uso del hilo dental, favorece la proliferación de placa dental y por ende abona el terreno para la aparición del sarro. Al desarrollarse una película bacteriana alrededor del implante, crecen las probabilidades de que surja una infección que ocasione hinchazón en las encías. Con ello, también se ratifica el valor de las limpiezas dentales y del mantenimiento que requiere el dispositivo.

Enfermedades periodontales previas. La presencia de enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis comprometen la salud de la mucosa gingival e impiden que el implante se acople con éxito en la cavidad oral.

Mala colocación del implante. El desajuste de la pieza postiza permite que accedan y se acumulen bacterias en la base de la corona que van provocando una especie de erosión en el tejido que barza el diente, con la cual se da paso a la periimplantistis

Diabetes. La diabetes severa impide la cicatrización de los tejidos tras la cirugía implantaría, lo cual también favorece el alojamiento de bacterias que son las responsables de la periimplantitis.

Estrés biomecánico que genera la masticación. El exceso de fuerza o presión durante la oclusión altera la masticación normal y en especial hace que la disposición del implante no sea la correcta.

Consumo de tabaco. Fumar tabaco disminuye la vascularización o la circulación de la sangre por las encías y el hueso dental, lo cual retrasa el proceso de cicatrización e impide la correcta fusión del implante en la boca.

¿Cómo se diagnóstica la periimplantitis?

Durante la visita al consultorio y la exploración de la cavidad oral, el dentista se percatará del estado de las encías y del tejido que rodea el implante. Sopesará si se manifiestan algunos de los síntomas característicos de la periimplantitis y en ese orden diagnosticará la enfermedad, chequeando hasta que punto a avanzado para frenar su acción.

Entre los procedimientos que utilizará para complementar la inspección visual destacan el sondaje periodontal, con el que evaluará el nivel de daño de los tejidos a través de una medición de la distancia del margen gingival de la base del saco periodontal, considerando la presencia de placa bacteriana o cálculo, la estabilidad de los implantes y la respuesta hemorrágica del paciente al ejercer cierta presión física sobre el área afectada.

De igual forma, cuando se confirme la infección y el nivel del daño sea mayor o en la búsqueda de alteraciones en las encías que sean de preocupación, realizará pruebas radiológicas para constatar la densidad ósea y ver cuánta masa se ha perdido a causa de la periimplantitis. A partir de allí, podrá diseñar un tratamiento más preciso para ayudar con el cese de la afección.

 ¿Qué tratamientos aplica el especialista?

Los tratamientos aplicados para controlar o dar solución a la periimplantistis dependerán del grado o estadio en el que se encuentre la enfermedad, así como del estado de la cavidad oral del paciente y de si registra o no pérdida de densidad ósea. Hay casos en los que el dentista deberá retirar el implante por completo y otros en los que empezará por eliminar las bolsas periimplantarias junto a una limpieza mecánica profunda para sanear las zonas afectadas por la placa bacteriana. En cualquier caso, la prioridad es frenar el daño y controlar la infección bacteriana.

En ese orden, la periimplantitis se trata tanto con antibióticos como con tratamientos quirúrgicos, al igual que con otras alternativas como el desbridamiento subgingival o el raspado subgingival, con el que se elimina la inflamación y se restaura el tejido.

En el caso de los tratamientos con antibióticos, el dentista prescribe medicamentos que pueden ser administrados por vía oral o inyectados en la bolsa periodontal para la liberación local. Este tipo de fármacos, en general, son los mismos que se utilizan para curar patologías periodontales como la gingivitis y la periodontitis. En las fases más avanzadas de periimplantitis se suele indicar así antibióticos como la amoxicilina, la clindamicina, la espiramicina, el metronidazol y la claritromicina.

Los tratamientos quirúrgicos, por otra parte, son la opción más idónea cuando la infección ha destruido casi por completo los tejidos que rodean al implante y comprometen, en especial, al hueso dental. De acuerdo con la función que cumplen, se clasifican en tres tipos: tratamiento quirúrgico regenerativo, tratamiento resectivo o el combinado, que incluye esas y otras medidas.

  • Tratamiento resectivo: implica una cirugía con la que se realizan modificaciones en la masa ósea y en los tejidos blandos para reducir las bolsas periimplantarias.
  • Tratamiento regenerativo: como su nombre lo indica es un procedimiento quirúrgico con el cual, a través de injertos, membranas de barrera o combinación de ambas, se persigue la recuperación de los tejidos adyacentes al implante, así como la regeneración del hueso perdido.
  • Tratamiento combinado: incluye el cambio de hábitos y las acciones de higiene preventivas que se toman en la cotidianidad para minimizar la periimplantitis.

Si tienes implantes dentales y te preocupa desarrollar una complicación de este tipo, revisa el amplio listado de clínicas que te ofrecemos en Lixdent, selecciona la opción que se ajuste a tu presupuesto y acude a consulta con los mejores dentistas de España.

 

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