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La gestación es una etapa hermosa en la vida de toda mujer, sin embargo, no está exenta de ciertas complicaciones bucodentales. Los cambios hormonales, no solo hacen que la futura madre esté más sensible o cambie bruscamente de humor. También alteran la normalidad de los tejidos que sostienen los dientes. Los elevados niveles de estrógenos y progesterona favorecen la inflamación de las encías y el sangrado durante el cepillado, dando paso a la formación de lesiones benignas como el épulis del embarazo.
Si cerca del segundo o tercer trimestre de gestación experimentas irritación, hinchazón, enrojecimiento o sangrado de las encías. Así como molestias y dolor a causa de un bulto que ha crecido de forma repentina en los tejidos blandos de la boca. Es lógico que estés preocupada. Por ello, ante cualquier anomalía oral, acude al dentista para una revisión exhaustiva. Un tratamiento oportuno hará la diferencia en el desenlace de la patología.
¿Qué es el épulis del embarazo?
El épulis del embarazado o granuloma gravidarum, es un tipo de épulis dental. Se caracteriza por un quiste, protuberancia o tumor benigno que aparece en el ligamento periodontal que une al diente con la encía. Por lo general, se presenta como una pequeña bola roja o púrpura con una consistencia blanda y una superficie lisa.
Es producto de la inflamación masiva de los tejidos gingivales y pese a su singular aspecto, en primera instancia no es doloroso. No obstante, con el paso del tiempo, empieza a generar molestias e incluso algo de dolor por el continuo contacto y el roce.
En la mayoría de los casos, no es una lesión que acarrea grandes complicaciones, ya que suele desaparecer sola después del parto. Sin embargo, es importante controlar su crecimiento para evitar que se convierta en un tumor maligno. Una vez detectado por el dentista lo primordial será eliminarla para devolverle la salud a la cavidad oral.
Se estima que, durante el embarazo, aumenta entre un 50% y un 100% la prevalencia de gingivitis en las mujeres. Esto, se debe a los cambios hormonales y a la especial incidencia de la progesterona. Tales efectos, aunado a una mala higiene bucal y hábitos nocivos previos, como el consumo de tabaco, incrementan el riesgo de padecer épulis dental.
Tipos de épulis dental
En función de lo que lo origina, de la frecuencia con la que se presenta. De las características que posee y de la etapa de la vida en la cual se manifiesta. El épulis dental se clasifica en al menos cuatro tipos:
Fisurado
Es producto del roce de prótesis removibles y constituye una de las lesiones tumorales benignas más comunes en la boca. El roce de las dentaduras postizas causa irritación y fisuras en las zonas blandas de la cavidad y eso contribuye a la formación de quistes.
Prevenir su aparición pasa por ajustar correctamente estos aparatos y extremas las medidas de higiene bucal.
Congénito
Como su nombre lo indica es una alteración que se presenta desde el nacimiento. Toma la forma de un pequeño bulto que crece en el borde alveolar del maxilar superior del recién nacido. Lo más habitual es que desaparezca por sí solo.
Sin embargo, a fin de evitar cualquier tipo de molestia o complicaciones que afecten la alimentación del bebé. O problemas de respiración. Los médicos recomiendan extirparlo quirúrgicamente.
De células gigantes
Es resultado de la excesiva acumulación de sarro en los dientes y las encías, especialmente tras la extracción de un diente dañado. Este tipo de quiste se presenta con mayor frecuencia durante la adolescencia y es posible prevenirlo con el cepillado diario.
Del embarazo
Es el tipo de épulis que concierne a este artículo y como lo sugiere su nombre se desarrolla en mujeres en estado gravidez. No es tan común como el resto, pero resulta igualmente molesto al comer o cumplir con la rutina del cepillado dental.
Es producto de los cambios hormonales que experimenta la mujer a lo largo de este periodo. Con énfasis en el primer trimestre. Lo habitual es que desaparezca solo. No obstante, cepillarse después de cada comida y llevar una alimentación balanceada contribuirá en mucho con su prevención.
Tratamientos
Si adviertes algún síntoma de épulis dental o precisas el surgimiento de una protuberancia extraña que altera el funcionamiento y la apariencia de la boca. Es fundamental que programes una cita con tu odontólogo de confianza. Dicho especialista realizará una evaluación completa de tu cavidad oral y determinará las causas subyacentes de la afección que te está quitando la tranquilidad.
En ese sentido, y en función de que tan grande sea la lesión y de los problemas que le esté ocasionando al paciente. El dentista procederá a indicar un tratamiento adecuado para reestablecer la salud bucal. En el caso del épulis dental, las soluciones más comunes que se emplean son las siguientes:
Limpieza dental
En estadios iniciales del quiste, en donde apenas resulta perceptible. Una limpieza dental profunda que retire toda la placa dental y las bacterias anidadas en la boca. Bastará para eliminar el épulis del embarazo.
Cirugía
Si, por el contrario, la lesión tumoral es muy evidente y causa significativas molestias al hablar, comer o practicar la higiene dental. Lo más recomendable será recurrir a un procedimiento quirúrgico para extirpar el bulto.
Para ello se requerirá solo anestesia local y pese a ser, una intervención sencilla y completamente segura. En caso de mujeres embarazadas lo más probable es que el médico posponga la operación hasta después del parto. No obstante, si el dolor es muy insoportable, se puede optar por llevar a cabo la cirugía del segundo trimestre en adelante.
Cuidados en el hogar
Como en toda patología dental, el mejor tratamiento, es la prevención. De ahí la importancia de no descuidar el cuidado de los dientes, en ninguna etapa de nuestra vida. Y en el embarazo, se hace aun más indispensable procurarse una buena higiene bucodental. No solo para evitar la pérdida de piezas, sino también para minimizar el riesgo de padecer enfermedades periodontales.
En ese orden, lo más apropiado será cepillarse al menos dos veces al día. Usar hilo dental y ponerse en control con el dentista para verificar que todo marche bien con las encías. Aunado a ello, si durante el embarazo las náuseas, los vómitos y el reflujo son una constante. Enjuagarte la boca con agua después de cada episodio te ayudará en mucho a prevenir la erosión ácida de los dientes.
Por último, pero no por ello menos importante. Llevar una dieta balanceada, rica en vegetales y baja en azúcares, en bebidas carbonatadas y carbohidratos. Será tu mejor aliada para preservar en buen estado tu sonrisa y al mismo tiempo mantener bien alimentado al bebé que está por nacer.