¿Te has sentido cohibido de participar de cerca en conversaciones grupales? ¿Sueles cargar contigo pastillas mentoladas o chicles para mejorar tu aliento? ¿Tus compañeros del trabajo hacen caras raras cuando les hablas y evitan pasar mucho tiempo contigo? ¿Algún ser querido te ha insinuado que no hueles bien? La halitosis, mejor conocida como el mal aliento, es un problema de salud que merma la confianza de cualquier individuo y tiene un impacto negativo en las relaciones tanto personales como laborales.

La mayoría de las veces quien sufre de halitosis no percibe su mal olor. Es usualmente en el rechazo que recibe en su interacción con otros cuando lo descubre y ese rechazo, sutil o marcado, puede llevarlo a asilarse y a ver afectada su salud emocional. Esta afección, por lo general, es resultado de una deficiente higiene bucal, pero también es un síntoma que se asocia con enfermedades respiratorias, digestivas, neurológicas y sistémicas graves.

El consumo de ciertos alimentos como el ajo, la cebolla o el picante y hábitos como fumar tabaco, beber alcohol y tomar café, potencian la aparición del mal aliento. De ahí, la importancia llevar una dieta rica en vegetales y de cepillar los dientes y la lengua al menos dos veces al día, así como de acompañar la limpieza diaria con el uso de hilo dental, enjuagues bucales y la visita al dentista para verificar que no exista ninguna enfermedad periodontal subyacente y, en caso de que así lo sea, aplicar el tratamiento correspondiente.

¿Qué es la halitosis?

En la boca habitan alrededor de 100 millones de bacterias y más de 700 especies diferentes. Un gran número de ellas son eliminadas por las enzimas de la saliva y las que llegan al sistema digestivo son destruidas en poco tiempo. Las que sobreviven, sin embargo, se alojan en la boca y en distintas superficies de la misma, en especial en el surco gingival y en la lengua, que por su extensión y estructura papilada retiene restos de comida y desechos que, de no ser removidos, empiezan a descomponerse y dan origen al mal aliento a través de la producción de compuestos volátiles de sulfuro.

La halitosis es un problema más común de lo que se cree entre la población adulta y tiende a agravarse a medida que pasan los años y disminuye la calidad y la cantidad de la saliva, que es la encargada de lubricar y oxigenar la cavidad oral. Por tanto, los adultos mayores tienen una tendencia más alta a experimentar está molesta sensación y a exhalar un aire más fétido e intenso.

En cifras, se estima que 1 de cada 3 personas en el mundo se ve aquejada por ello y alrededor de 30% de la población ha padecido de mal aliento en alguna ocasión, de acuerdo con la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA). Asimismo, según la Clínica Dental Beltrán se trata de un mal que perjudica a al menos un 25% de la población española, lo que se traduce en 10 millones de personas aproximadamente.

Además de los adultos mayores, los hombres también encabezan la incidencia en este apartado y la acelerada tónica de la vida actual ejerce un gran peso sobre las excusas y la adopción de malos hábitos por cumplir con otras actividades.

Tipos de halitosis

En función de las causas, se estará tratando con una halitosis de origen fisiológica o una halitosis de origen patológica. La fisiológica responde y se deriva de factores orales no asociados con enfermedad, es más bien resultado de un proceso natural y característico del ser humano, mientras que la patológica incluye causas orales, extraorales, periorales, enfermedades digestivas, enfermedades respiratorias, neurológicas y sistémicas.

Halitosis fisiológica

Dentro de los agentes que generan la halitosis fisiológica se encuentran: el aliento matutino o morning breath, que se da producto de una disminución de saliva durante la noche, propiciando el crecimiento de bacterias que generan un gas maloliente. La edad, que va haciendo que el aliento se torne más áspero y desencadena cambios regresivos en las glándulas salivares y las dentaduras postizas, puentes u ortodoncias, en donde se acumulan residuos de comida si no se limpian al menos una vez al día.

También entran en esta clasificación, la xerostomía o síndrome de boca seca, que reduce el flujo de saliva. El mal aliento por exposición al tabaco, incluso en fumadores pasivos. El ayuno, el saltarse alguna comida o las dietas bajas en calorías y la excreción de productos del metabolismo de las proteínas a través de los pulmones.

Halitosis patológica

La halitosis patológica, por otra parte, en lo que respecta a las causas orales, se desprende de enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis, reconstrucciones dentales deterioradas, abscesos dentales y fistulas, gingivitis ulcerativa necrotizante, estomatitis y glositis, que es lo mismo que una boca inflamada por úlceras bucales, candidiasis oral, infecciones bacterianas a nivel de la faringe, disfunción parotídea, amigdalitis aguda, los efectos de ciertos medicamentos como los antihipertensivos y la necrosis por radioterapia y quimioterapia.

En relación a las causas extraorales, se deben hacer otros estudios para precisar el origen del mal aliento, mientras que en las causas periorales, si el olor sale por la nariz puede tener de base infecciones como la sinusitis o la rinitis atrófica, u otras afecciones paranasales y laríngeas. Finalmente, en lo concerniente a enfermedades digestivas, la halitosis quizás sea originada por reflujo, gastritis, esofagitis o alguna patología de la vesícula biliar.

Al estar implicadas enfermedades respiratorias puede tener vinculación con infecciones pulmonares, neumonía o tuberculosis; en patologías neurológicas, la epilepsia temporal podría estar detrás y en enfermedades sistémicas, la presencia de diabetes mellitus mal controlada, la insuficiencia renal, la difusión hepática y las deficiencias de vitaminas A y B12, probablemente contribuirán con la expulsión de un fétido olor.

¿Qué tratamientos aplican los expertos?

Llegados hasta aquí, es pertinente señalar que, si llevas una correcta higiene bucodental y aun así persiste el mal aliento, debes considerar causas o enfermedades que involucran otros órganos del cuerpo, ya que tal vez la halitosis patológica no es de origen oral.

El dentista solo se ocupará de ofrecer soluciones a los problemas de este tipo que involucren afecciones orales, como la gingivitis o la periodontitis que son de su competencia en particular, de lo contrario remitirá a la persona a otros especialistas para que lo examinen y le hagan estudios más exhaustivos que permitan descubrir y atacar la causa en concreto.

Si al acudir al consultorio, el dentista determina que el mal aliento es de tipo fisiológico, indicará un refuerzo de las medidas de higiene en general, las cuales incluyen el lavado de dientes después de cada comida con una crema con flúor, usar hilo dental para barrer las partículas que quedan entre los dientes, cepillar bien la lengua, limpiar los aparatos de ortodoncia y las dentaduras postizas y beber mucha agua para mantener la boca húmeda y estimular la salivación.

Ahora si la halitosis es patológica, realizará una limpieza dental para remover la placa bacteriana en los casos más leves y prescribirá un mantenimiento periodontal, antibióticos o estudios microbiológicos en los casos más graves. Esto sin dejar de lado el reemplazo de restauraciones defectuosas de piezas dentales que potencian la proliferación de bacterias.

Recomendaciones para tener buen aliento

A parte de ser constante en tus hábitos de higiene bucal, hacer ciertos cambios en la dieta como reducir los carbohidratos y las grasas, para aumentar el consumo de alimentos ricos en zinc y probióticos como los quesos o el yogur, puede ayudarte a tener un aliento fresco y agradable por un periodo de tiempo más prolongado. Por ello:

-Ingiere frutas y hortalizas que estimulen la producción de saliva. La sandía, el pepino y las frutas cítricas como la naranja, la toronja o el limón, son una excelente opción.

-Incluye en tus comidas alimentos ricos en clorofila como espinaca, menta, acelga, rúcula, apio y perejil.

– Consume té verde, que tiene propiedades inhibidoras del mal aliento y antioxidantes que minimizan la presencia de bacterias en la boca.

– Mantente bien hidratado y evita saltarte las comidas.

– No te excedas con la dosis diaria de café. Modera el consumo de alcohol y lava muy bien tus dientes después de comer col, coliflor o brócoli para neutralizar malos olores.

Recuerda que el mal aliento tiene solución. Consulta a tu dentista si se prolonga por mucho tiempo y sin causa aparente.

 

 

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