Tener una sonrisa alineada por estética es importante para sentirnos seguros y causar una buena impresión en los demás, pero más allá de eso, en términos funcionales la masticación y la fonación pueden verse afectadas si nuestros dientes superiores e inferiores no encajan entre sí o si los dientes están en mala posición dentro del arco respecto al maxilar opuesto. La maloclusión es fácil de identificar y se hace más evidente cuando representa un problema en el mecanismo de cierre de la boca. También se percibe en el habla y en las asimetrías de la cabeza, el cuello y el rostro.

Para que los dientes cumplan con su función y la mordida sea la correcta, todas las piezas deben estar derechas, sin espacios, ni apiñamientos. Los apiñamientos, aparte de ser poco agradables a la vista, acarrean dificultades de higiene bucodental y favorecen la aparición de caries o enfermedades periodontales al impedir que el cepillo de dientes realice una limpieza adecuada. Dolores de cabeza, dolores en la mandíbula y trastornos digestivos son parte de las consecuencias de una mala mordida.

La maloclusión está asociada a diversos factores externos que incluyen desde hábitos adquiridos como chuparse el dedo y usar biberón o chupón por más tiempo del indicado hasta ejercer presión con la lengua, respirar por la boca y morder objetos. Sin embargo, la pérdida de dientes y la predisposición genética, también tienen una alta incidencia en la forma, posición y el tamaño anómalo que adquieren los molares, caninos, incisivos y premolares.

Llegar a la adultez sin atender dichas deformaciones por desinformación o descuido es dejar que se agraven las características del caso y llevarte a necesitar de intervenciones más complejas en el futuro. Es fundamental, por tanto, tratar y prevenir la maloclusión desde la infancia y así evitar el padecimiento de múltiples alteraciones orales. Visita al ortodoncista para un diagnóstico temprano y, si ya has desarrollado alguna complicación, de seguro que el experto hallará la manera de ayudarte a corregirla con ortodoncia o cirugía.

 

¿Qué es la maloclusión?

La maloclusión consiste en una irregularidad que impide que las piezas del maxilar inferior y el maxilar superior coincidan o entren en contacto debido al mal posicionamiento y a la desviación de los dientes. Es una de las enfermedades dentales de mayor prevalencia en el mundo, siendo la mordida abierta la más común de este tipo de anomalías.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la maloclusión ocupa el tercer puesto dentro de las patologías de salud bucodental a nivel global, solo por detrás de la caries y de la enfermedad periodontal. A lo largo de su vida un gran número de personas presentan o han presentado cierto grado de trastorno oclusal. Las estadísticas revelan que entre un 41% y un 97% de la población se ve afectada por este problema. También se ha determinado que es más frecuente en comunidades de bajos ingresos y de menor grado de estudio.

La niñez y la adolescencia son las etapas en las que se manifiestan las primeras fases de estas alteraciones. De acuerdo con registros del servicio de odontología y ortodoncia del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, el 75% de los niños y adolescentes que acuden a ese centro tienen algún tipo de trastorno oclusal, de los cuales el 37% son maloclusiones severas.

Solo para 2020, cerca de un 15% de la población española padecía de maloclusión y un 9,7% de los niños de 12 años eran portadores de ortodoncia, según datos de la Encuesta de Salud Oral dirigida por el Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España.

 

Indicadores de una maloclusión

No todas las maloclusiones son tan obvias como suponemos, sin embargo, eso no quiere decir que no ocasionen molestias, perjudiquen la postura o generen efectos adversos en la salud y en el funcionamiento de otros órganos a los que debemos estar atentos. Los síntomas que te describiremos a continuación te darán pistas indiscutibles sobre la existencia de una disfunción.

Si tienes los dientes amorochados, incomodidad para masticar, espacio entre los dientes frontales al cerrarlos, tus dientes frontales inferiores cubren los superiores, te muerdes habitualmente las mejillas, las líneas medias de las arcadas no coinciden, tienes demasiado espacio entre los dientes, te cuesta juntar los labios, la arcada superior encaja sobre la inferior y la mandíbula se desplaza lateralmente. Enciende las alarmas.

También debes estar alerta ante recurrentes cefaleas, ronquidos, falta de contacto entre los dientes, piezas dentarias ausentes, ruidos al abrir o cerrar la boca, dolor en los músculos faciales o la mandíbula, indicios de apnea del sueño y si usualmente respiras por la boca.

No obstante, para determinar con precisión si tienes o no una alteración oclusal, la valoración del dentista será indispensable y a través de una exploración oral, de una toma de los modelos de las arcas dentarias y de un estudio radiográfico, se diagnosticará con certeza el estado en que se encuentra la dentadura del paciente para aplicar el tratamiento más idóneo.

 

Tipos de maloclusión

En función la mordida, el contacto que tengan los dientes entre sí, la posición, la inclinación, la sobreposición de una arcada en relación a la otra y el tamaño de los maxilares superiores e inferiores, la maloclusión se clasifica en tres grandes tipos: las verticales, las transversales y las sagitales.

Maloclusiones verticales

Se caracterizan por una ausencia de contacto entre los dientes superiores e inferiores. Para que exista una mordida adecuada un tercio de la arcada superior debe sobreponerse a la arcada inferior, de lo contrario estamos ante la presencia de una irregularidad. Dentro de las maloclusiones verticales encontramos así al menos tres variantes: la mordida abierta, la sobremordida y la mordida de borde a borde.

  • Mordida abierta. Ocurre cuando los incisivos superiores e inferiores no se tocan y eso hace que al cerrar la boca quede un espacio entre ellos. Suele provocar una prominencia en los labios que le impide a la persona juntarlos de forma natural.

Dependiendo de si el problema se debe al crecimiento maxilar o a una deformación por malos hábitos, se hablará de una mordida abierta anterior o una mordida abierta posterior.

La mordida abierta anterior es producto del uso prologado de chupones o de chupar dedo, mientras que la mordida abierta posterior se relaciona con anomalías esqueléticas o desviaciones del crecimiento maxilomandibular.

  • Sobremordida. Los dientes superiores frontales sobresalen excesivamente sobre los dientes inferiores. Factores hereditarios y prácticas como el empuje lingual también pueden ocasionarlo.
  • Mordida de borde a borde. Los incisivos se tocan de borde a borde cuando están cerrados y casos muy graves los dientes superiores cubren completamente los inferiores o en sentido inverso llegan a morder el paladar.

Maloclusiones transversales

Son alteraciones en el plano horizontal de la boca causadas por cambios en el ancho de los maxilares o por anomalías en la inclinación de los dientes. El tratamiento que se tiende a aplicar en estos casos incluye expansores dentales. Entre las maloclusiones transversales se encuentran la mordida cruzada posterior y la mordida tijera o mordida cruzada posterior unilateral.

  • Mordida cruzada posterior. Se manifiesta cuando el arco posterior está dentro del arco inferior. Va de la mano con mandíbula muy estrecha y es causada por un déficit en el desarrollo maxilar o un exceso en el desarrollo mandibular, así como por respirar por la boca o chupar dedo.
  • Mordida en tijera. Es identificable en casos en los que la arcada superior está demasiado desplazada transversalmente y no hace contacto con la arcada inferior, es decir, que el arco superior está fuera de los dientes inferiores.

Maloclusiones sagitales o en plano antero

Se caracterizan por un perfil de mentón prominente y se clasifican teniendo en cuenta la posición de los molares permanentes en sentido anterior-posterior. Por lo general, el molar inferior está más adelantado que el superior con una mordida invertida de incisivos. Destacan entre tipo de maloclusión la oclusión molar de Clase I, la de Clase II y la de Clase III.

  • Oclusión molar Clase I. Corresponde a una línea de mordida incorrecta por un mal posicionamiento dental, apiñamiento, rotación, entre otras razones.
  • Maloclusión molar Clase II. Está asociada a un arco superior más avanzado que el arco inferior.
  • Maloclusión de Clase III. Se observa arcada inferior adelantada en relación a la superior, lo cual le da un resalte invertido a la dentadura.

¿Qué problemas acarrea una maloclusión?

Aparte de tener un impacto negativo en la imagen y romper con la armonía del rostro, que es la causa más común por la que las personas acuden al dentista para corregir dientes apiñados o desalineados, la maloclusión ocasiona otras complicaciones como hemos referido en líneas anteriores. Entre ellas, una de las más graves es el bruxismo.

El bruxismo es un trastorno que lleva a quien lo padece a rechinar los dientes de manera consciente e inconsciente durante la noche o el día. Pero lo más perjudicial de esta patología es que desencadena muchas otras afecciones dentro de la cavidad oral como el desgaste prematuro de los dientes, fracturas y fisuras dentales, dolores maxilares y cervicales, retracciones gingivales, sensibilidad dental y hasta insomnio.

De igual forma, una maloclusión puede provocar dolencias en la articulación temporomandibular, propiciar dificultades respiratorias al hacer que las personas respiren por la boca, aumentar la propensión a la gingivitis y a la periodontitis e incluso trastocar el habla y generar trastornos del lenguaje como la dislalia, al afectar el curso regular del aire en la producción de sonidos debido a la posición de la lengua y los labios.

Como vemos las implicaciones de esta enfermedad bucodental excede la estética y conlleva obstáculos de tipo psicosocial y funcional, al punto de repercutir en la postura de la espalda y los hombros.

 

¿Qué tratamientos se aplican para corregir la maloclusión?

La mayoría de las maloclusiones tienen solución con ortodoncia, pero mientras más precoz sea el diagnóstico más sencilla y menos costosa será la intervención. Si la desviación o deformación es de origen esquelética y se trata en la infancia, cuando la estructura ósea aún está en desarrollo, será más fácil corregirla con ortodoncia interceptiva.

En estos casos, el aparato removible que indique el experto dependerá del trastorno que presente el niño, ya que cada uno está diseñado para resolver una alteración en específico. Así, por ejemplo, para tratar maloclusiones de clase II se usan bionator, anclaje oral o el aparato Herbst, mientras que para las de clase III se emplean máscaras faciales o mentoneras. En la corrección de mordidas cruzadas, de igual forma, el disyuntor de McNamara y el disyuntor de dos bandas, serán la mejor opción.

Ahora si la intención es alinear los dientes de un adulto se aplicará ortodoncia correctiva con tratamientos fijos como brackets metálicos o tratamientos removibles con alineadores invisibles como los de Invisalign, que son unas férulas transparentes confeccionadas a la medida del paciente. Asimismo, si hiciera falta espacio en las arcadas las extracciones de piezas o el limado de los dientes para reducir el tamaño figuran como otras de las soluciones.

Solo en pacientes adultos con maloclusiones muy severas, que tengan anomalías mandibulares o maxilares, se apelaría a la cirugía ortognática, también conocida como cirugía maxilofacial. Un procedimiento través del cual el cirujano maxilar requilibra el tamaño de los huesos para hacerlos funcionales.

Si tú, algún familiar o amigo tienen problemas de este tipo, no te preocupes. En Lixdent encontrarás un directorio con las mejores clínicas dentales de todo el territorio español y con ellas el contacto de los dentistas más profesionales y valorados en el área que te ayudarán resolver esta y otras patologías de salud bucodental.

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