En nuestra boca habitan millones de microorganismos que, por lo general, conviven con nosotros sin ocasionar mayores problemas en el tiempo. De hecho, muchos de ellos nos ayudan a gozar de una buena salud. No todas las bacterias que se encuentran en la cavidad oral son perjudiciales, muchas son sumamente beneficiosas y junto a las defensas ayudan a contrarrestar o a contener los efectos de las que no lo son, como es el caso de la candida, que produce la candidiasis oral.

Pese a ello, en circunstancias en las que se da una baja de las defensas o en las que se rompe el equilibrio de la flora bacteriana, la candida aprovecha para multiplicarse y crecer de forma excesiva o descontrolada provocando una infección que se caracteriza por lesiones blanquecinas en el interior de la boca. Y si, aunado a ello, se experimenta dolor de garganta, sangrado, sequedad bucal y pérdida del gusto, no dudes en visitar al dentista.

 

¿Qué es la candidiasis oral?

La candidiasis oral, también conocida moniliasis o aftas, es una infección provocada por el hongo de la Candida albicans. Una levadura que reside en las membranas mucosas de la cavidad oral y que al crecer de forma excesiva da paso a la aparición de parches cremosos y manchas blancuzcas o amarillentas en la lengua o en el interior de las mejillas. Aunque, en algunos casos, también puede alcanzar la parte superior de la boca, las encías, las amígdalas y ciertas zonas de la garganta.

Es una afección de carácter fúngico que, si bien tiene la posibilidad de manifestarse en cualquier persona, es más frecuente en bebés, adultos mayores y en pacientes con VIH. La inmunidad reducida y el uso de prótesis removibles son principales razones por las que estos tres grupos de personas son más propensos a padecer candidiasis.

En personas sanas, las aftas no representan una mayor complicación, sin embargo, en aquellos que tiene un sistema inmunitario debilitado como los pacientes con VIH o en aquellos que reciben algún tratamiento de radioterapia o quimioterapia, los síntomas sí que corren el riesgo de agravarse y se hacen más difíciles de controlar.

 

Tipos de candidiasis oral

No existe una sola variante de la candida y no todas las cepas tienen el mismo grado de virulencia, por ello, es pertinente acotar, que la candidiasis oral se clasifica en al menos tres tipos:

Candidiasis seudomembranosa aguda o Muguet

Es la más frecuente en bebés recién nacidos, niños y adultos con sistemas inmunitarios debilitados. Se distingue por el desarrollo de pequeñas gotas o ampollas blancas en la boca, que al rasparse o caer generan dolor y dejan la zona afectada enrojecida.

Es común, que esta variante de la enfermedad, se presente en adultos tras recibir un tratamiento con inmunosupresores, antibióticos de amplio espectro o corticoesteroides.

Candidiasis seudomembranosa crónica

Es la que tarda más tiempo en desaparecer y, por tanto, se le considera crónica. Sus síntomas son los mismos que los de la candidiasis seudomembranosa, pero más persistentes y duraderos.

Candidiasis eritematosa aguda

Es la menos habitual de todas y se manifiesta cuando se ha estado sometido durante un tiempo prolongado a tratamientos que destruyen la flora bacteriana. Debido a la particularidad de sus síntomas también se le conoce como lengua dolorosa antibiótica.

 

Síntomas

Los síntomas de la candidiasis oral pueden ser más o menos intensos dependiendo del estado de salud de paciente, pero en líneas generales, se resumen en la erupción de placas blancas o lesiones cremosas en diversas zonas de la cavidad oral.

Estas ulceras suelen venir acompañadas por enrojecimiento, ardor o inflamación que dificultan el tragar y comer, sangrado leve al rascar o frotar las ampollas, grietas y enrojecimiento en la comisura de la boca, pérdida del gusto e irritación, enrojecimiento o dolor bajo las dentaduras postistas.

Mientras que, en cuadros graves, asociados a personas con cáncer o pacientes con sida, las lesiones producidas por el hongo de la candida, pueden propagarse al esófago, provocando esofagitis. Una inflamación del conducto muscular que transporta los alimentos hasta el estómago, que genera molestias o dolor al tragar y una sensación de atascamiento en la garganta.

Asimismo, la presencia de candidiasis en lactantes, suele hacer que los bebés tengan complicaciones para alimentarse, que lloren más y se tornen más irritables. Sin contar que, durante el amamantamiento puede transmitirle la infección a la madre.

 

Causas más comunes

En todo organismo sano y fortalecido, las defensas ayudan a expulsar las bacterias y los virus dañinos y regulan la producción de hongos como la candida, que habitualmente está presente en nuestra boca y en diversas zonas del cuerpo. Sin embargo, cuando ese mecanismo de protección falla, la cantidad de candida prolifera y se desencadena una afección bucal.

En ese sentido, podemos afirmar que la principal causa que favorece la aparición de la candida son los sistemas inmunitarios debilitados o aquellos que apenas empiezan a desarrollarse, bien sea porque se trata de un recién nacido, por el curso de una virosis o a raíz de una enfermedad crónica o degenerativa.

Existen, por tanto, diversos factores que aumentan el riesgo de tener las defensas bajas y te las explicamos en detalle a continuación:

Sistemas inmunitarios debilitados por enfermedades

Enfermedades como la diabetes, la leucemia, el VIH y procedimientos como trasplantes o tratamientos contra el cáncer como la quimioterapia y la radioterapia, merman las capacidades de defensa y regulación del sistema inmunitario.

En el caso de las personas con sida, el alto riesgo de desarrollar candidiasis, se debe a que el virus de la inmunodeficiencia humana ataca y destruye los linficitos CD4, unos glóbulos blancos que se encargan de proteger al organismo y que en su ausencia al cuerpo se hace más difícil combatir las infecciones.

Uso y deficiente higiene de prótesis dentales

Las prótesis muy antiguas, que se dejan en la boca durante la noche y que no se desinfectan con regularidad son un caldo de cultivo para las bacterias y favorecen la proliferación de la candida. De ahí, la importancia de mantener las dentaduras postizas en condiciones higiénicas adecuadas.

Alteraciones en el equilibrio de la flora bucal

Algunos fármacos como la prednisona, los corticosteroides orales e inhalados y los antibióticos, así como el mal hábito de fumar y uso excesivo de enjuagues antisépticos, modifican la composición de la flora oral y avivan la aparición de microorganismos.

Boca seca

La xerostomía impide que la saliva ejerza plenamente su función antivírica, antifúngica y antibacteriana.

Condiciones favorables a la humedad

La ausencia de dientes y el bruxismo provocan un cambio en los tejidos blandos de la boca, y abren la posibilidad de que existan más espacios de humedad propicios para la acumulación de bacterias y el desarrollo de los hongos.

 

Tratamientos recomendados 

Por lo general, la candidiasis es una patología fácil de tratar si diagnostica de forma temprana tras la exploración de rigor que hace el dentista durante las consultas. Y, como ocurre con otras infecciones, lo primordial es determinar la causa y si existe una enfermedad de base o problema que la desencadena. Además, se ha de tener muy en cuenta la edad del paciente en la que se presenta para ajustar el tratamiento.

En el caso de los bebés, lo normal es que las aftas se curen solas en menos de 2 semanas, pero si persisten los síntomas el médico podrá prescribir algún tipo de solución antifúngica para que se le aplique en la boca.

En los adultos, de manera análoga, se suele indicar la administración de antifúngicos en formas de jarabes o pastillas. La dosis y la combinación con otros medicamentos variará dependiendo de la propagación de la infección. Además, en caso de que la candidiasis sea producto del uso prolongado de ciertos antibióticos, se recomendará el consumo de yogurt o preparados que contengan lactobacillus, para ayudar a recomponer la flora bacteriana.

Y, por último, no está demás poner en práctica medidas de prevención, como extremar la higiene bucodental, desinfectar las prótesis dentales, usar enjuagues bucales, limpiar los pezones cuando se esté amamantando y esterilizar los biberones y los chupones de los bebés.

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